Algunos ascensos se guardan en la mente
por el esfuerzo a realizar, otros por haber fracasado en un intento,
otros por la belleza y dificultad. Llegue a las 26 ya y doy por
terminado el invierno. Hoy no lo puso fácil, nubes amenazadoras en las
crestas, torrentes agresivos, neveros traicioneros de los que si no es
por mapa o GPS te hacen perder el hilo. En fin, este lo guardare en la
mente como el ascenso de convivencia.
Así es, tuve que
compartir refugio para comer con una pareja de escaladores alemanas de
Colonia, un monitor scout francés, con sombrero colonial y todo jejeje
de Hautes y yo claro de Zaragoza. Nos tocó defendernos en inglés. Y es
que la montaña no entiende de países ni de fronteras. Allí arriba todos
nos necesitamos y existe un lenguaje en común. Ese lenguaje es la pasión
por la naturaleza.
Flores junta al refugio
Castillo d`Acher
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