“El mundo interior de quienes soñamos con la vida, de quienes
anhelamos sentir que la vida transcurre en un camino efectivo y afectivo
hacia los sueños, …, nuestro mundo interior se ahoga cada vez que
quiere mostrarse, cada vez que necesita volar, cada vez… Existe un
choque brutal entre nuestras ansiosas almas y ese exterior agresivo, yo
diría que ferozmente agresivo. Los lobos, “…a tergo lupi” ¿comprenden? A
la espalda, sí, y a los lados y, si nos descuidamos, en frente…”
(En la Tierra de Nunca Quizás. La Nación de Goig)
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